Granada se incorporó en 1492 a la órbita del mundo cristiano, esto supuso un cambio radical en su cultura y su población. Se realizaron importantes inversiones en construcciones civiles y eclesiásticas por parte de la realeza y la nobleza, tomando como base algunas de las construcciones ya existentes de la época musulmana.
Entre ellas, destaca la Santa Iglesia Catedral Metropolitana de la Encarnación de Granada (1523), que se alza sobre la antigua Mezquita Aljama, diseñada inicialmente en estilo Gótico y modificada posteriormente con líneas Renacentistas y Barrocas para terminar siendo la obra cumbre del Renacimiento Español.
Adosada a la Catedral se encuentra el Sagrario (1704), y junto a éste, la Capilla Real (1505), donde se encuentra el sepulcro de los Reyes Católicos; es una multitud de capillas adosadas junto a un magnífico conjunto de esculturas y pinturas dignas de ver.
En el entorno catedralicio se encuentra el Palacio de la Madraza (1349), que fue una Universidad Coránica y un punto de reunión de intelectuales llegados desde diferentes lugares en época musulmana. También se sitúan cerca el Palacio Arzobispal (1528) y la Plaza Bib-Rambla, en la que se celebraban fiestas y justas desde la época Árabe y de la que se tiene conocimiento de antecedentes del Toreo desde el siglo IX. En ella se encontraba la Puerta de Bib al-Rambla o Puerta del Arenal, cuya primera construcción data de los siglos XI-XII; derribada en 1884, fue reconstruida en el año 1935 para seguidamente ser emplazada en el bosque de la Alhambra, donde se posiciona en la actualidad.
A poca distancia de esta plaza se encuentran la Alcaicería (Al-qaysar) y el Zacatín (Saqqattín), que en época Nazarí tuvieron un papel importante en el aspecto comercial y mercantil de la ciudad, sobre todo por la calidad de sus especias y las fabulosas sedas que durante siglos fueron muy apreciadas por los comerciantes de todo el Mediterráneo.