Bañada por las aguas del río Guadalquivir y al cobijo del paisaje montañoso de Sierra Morena, se encuentra Córdoba. Es la Capital de la antigua España Musulmana y fuente de un incalculable patrimonio cultural, monumental, gastronómico y paisajístico.
Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, Córdoba es un legado viviente de las diferentes culturas que la eligieron como sede para sus asentamientos, desde el Imperio Romano, que la estableció como capital de la Hispania Ulterior, hasta el Califato de los Omeyas, del cual también fue capital.
Recorrer sus calles permite descubrir la belleza de un entramado de callejuelas, patios y plazas que conducen a su casco antiguo, donde se encuentra la esencia del antiguo Califato de Córdoba en su mayor esplendor, convirtiendo a la ciudad en una de las más cultas y refinadas de la Edad Media y rivalizando así con otras grandes urbes de la época, como Constantinopla o Damasco.
En torno a la ciudad se erige el Conjunto Monumental Mezquita-Catedral, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco (1984). Su construcción comenzó en el siglo VIII por Abd al-Rahman I. Este monumento no es solo un símbolo de fe, es el legado de cientos de años de historia de la ciudad y un homenaje a Andalucía y a su época de oro, cuando convivían musulmanes, judíos y cristianos en total armonía y daban vida a una cultura repleta de innovaciones científicas y culturales.
En su origen, la Mezquita se construyó sobre una Basílica Visigoda, compuesta por diecinueve naves y treinta y cuatro tramos de arquerías en las que se combinan la piedra y los colores rojizos del ladrillo con los tonos blancos de sus yeserías y mosaicos. Este es un monumento vivo y un placer para los sentidos.
A las afueras de la ciudad se encuentra un destino romántico como es la Ciudad Califal de Medina Azahara, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco (2018) y construida en el siglo X por Abd al-Rahman III. Han llegado hasta nuestros días unos fragmentos del esplendor que tuvo en su época, ya que incluso competía en belleza con los palacios de la dinastía Abbasiden en Bagdad.
Años más tarde, con la reconquista de la ciudad por parte de los cristianos, se erigió dentro de la mezquita una catedral de estilo Gótico con elementos Barrocos. Esto convirtió a la Mezquita y a la Catedral en un único monumento en el que se combinan bóvedas de cañón cristianas con elementos geométricos y versos del Corán.
Otro símbolo de esta unión cultural es el barrio de la Judería y su Sinagoga, área Declarada Patrimonio Mundial por la Unesco (1994). El lugar está formado por un conjunto de callejuelas y casas adornadas con azulejos, rejas y flores de gran belleza. En este emblemático barrio se encuentra la casa de los Duques de Medina Sidonia. La plaza más grande de Córdoba, que es la plaza de La Corredera, también se sitúa aquí, rodeada por sus famosos Patios, declarados Patrimonio Intangible de la Humanidad.
Otros monumentos a visitar en Córdoba son el Alcázar de los Reyes Cristianos, con sus bellos jardines, las Caballerizas Reales, el Puente Romano, el Arco del Triunfo o los Baños Árabes. En la Provincia destaca la ciudad de Lucena, conocida como la ciudad de las Tres Culturas y que actualmente posee la Necrópolis Judía más grande de la Península. También destacan pueblos con gran tradición cultural, artística y gastronómica como son Priego de Córdoba, Montoro, Cabra o La Rambla, que destaca por su exquisita cerámica Andalusí.
Córdoba es tierra de Toros y Toreros, de magníficos caballos Andaluces, de Pintores y de Escritores, de Flamenco y de Artistas. Por supuesto, dispone de una oferta gastronómica de lujo, destacan sus Tabernas y sus Restaurantes, su jamón, su aceite, su vino de Montilla–Moriles, sus quesos y su famoso salmorejo, su miel, su anís y sus mantecados. La cocina cordobesa supone un paraíso para el viajero por estar llena de matices y por la alta calidad en sus materias primas.