Varias teorías sitúan a Jaén como la capital del Santo Reino. Se la conoce como tal por ser reino musulmán y reino cristiano. Tierra de árabes que levantaron palacios y fortificaciones haciéndola rica en regadío y famosa por sus tapices. Tierra de cristianos, reconquistada por Fernando III El Santo. Fue uno de los cuatro reinos de Andalucía. Por orden de conquista, el Reino de Córdoba (1236), el Reino de Jaén (1246), el Reino de Sevilla (1248) y el Reino de Granada (1492).
El origen del sobrenombre Santo Reino viene dado por la época de la reconquista. Varias leyendas rondan esta denominación.
1.- El rey Fernando III El Santo, quien conquistó la ciudad, afirma haber tenido un sueño días antes donde se le aparece Santa Catalina de Alejandría, patrona de la capital, animándolo a la conquista del territorio y tras vencer, el rey ofrece su apodo como denominación final del Santo Reino.
2.- El término viene dado por las reliquias cristianas del Santo Rostro, guardado y custodiado en la capilla mayor de la Catedral de la ciudad. Según cuenta la leyenda, San Eufrasio viaja a Roma para salvar al Papa del pecado y en agradecimiento, éste le regala la reliquia. Otras teorías afirman que este mismo viaje se hizo con un motivo distinto, salvar este símbolo representativo de Jaén, de la invasión musulmana y esconderlo para protegerlo.
3.- Otra leyenda habla sobre el tesoro del templo de Jerusalén, recuperado por los visigodos desde que el emperador Tito lo perdiese al llevarlo a Roma. Éste fue guardado en Toledo y tras la conquista de los musulmanes, fue oculto en la provincia de Jaén y se perdió. Desde entonces, se conoce a la ciudad por Santo Reino al no saber el lugar exacto del reino donde se encuentra el santo tesoro.
Por tanto, Jaén no es solamente tierra de olivos y su oro líquido. Es tierra milenaria, reino hasta el siglo XIX y lugar sagrado según cuenta la leyenda.