Sobre el origen del nombre de Almería hay diversas teorías, pero la más conocida es la referente a la torre vigía situada en lo más alto del cerro de la Alcazaba, llamada Al-mariyat Bayyana, sirviendo para los musulmanes como zona de vigilancia marítima y cuyo nombre significaba “Espejo del Mar”. Este término hacía referencia, según cuentan los defensores del pueblo, a la instalación de un juego de espejos en la torre, con los que se comunicaban entre sí las novedades de asaltos con aquellos otros puestos que vigilaban la costa de Al-Ándalus y así proteger a sus habitantes de posibles futuros ataques.
Sin embargo, la segunda teoría desmantela por completo esta hipótesis puesto que defiende que nunca pusieron allí espejos ni que esa torre existió en aquel periodo en concreto. La torre de hoy en día fue hecha posteriormente para controlar el acceso y lo que hubo antes de ella fue una colina romana. Además, el historiador Méndez Silva sostiene que no hay ninguna palabra en árabe que signifique “Espejo del Mar”, que si a un árabe se le pregunta por “Almeriyat”; éste ni siquiera la entenderá.
Sea cual sea la verdad, cierto es que hoy en día el torreón de entrada a la Alcazaba sigue llevando el nombre de Torre de los Espejos y sirve, además, para identificar a la provincia como Espejo del Mar. El guía almeriense alude a esta leyenda asegurando que no es una invención, sino que seguramente este término haga referencia a su bahía por la quietud de sus aguas que guardó de tempestades a muchos buques de carga.
Cuando mi voz se desgarra, guitarra,
como un clavel por tu canto,
yo te recuerdo Almería
de madrugá por fandangos.
Dejarte, me duele siempre dejarte,
y un manto voy a comprarte
para tu Virgen del Mar.
Luna moruna, duende y solera,
de la guitarra a compás.
Chanca gitana, rosal moreno,
eres Espejo del Mar…
(Los Paquiros)